PUTO - Una ficción - Teatro

PUTO
TEATRO PAYRO
San Martín 766
SABADOS 23.00 hs.
Reservas al 4312-5922 (de jueves a sabado desde las 17.00 hs.)

"En la sexualidad no se sabe con que pie bailar"

Jacques Lacan

"No queremos que nos persigan ni que nos discriminen, ni que nos maten ni que nos curen, ni que nos analicen ni que nos expliquen, ni que nos toleren ni que nos comprendan... lo que queremos es que nos deseen"
Nestor Perlongher

Con
Mariano Caligaris
Rafael Lavin
Nicolás Mateo
Enzo Ordeig
Walter Rosenzwit

Dirección: Alejandro Mateo

Asistencia de dirección: Mercedes Ambrogi
Producción general: NEGRO JUDIO PUTO
Coordinación de producción: Eugenia de Combi
Diseño de luces: Cristina Lahet
Compaginación musical y versiones: Fernando Aldao
Escenografia y vestuario: Alejandro Mateo
Realización de escenografía: Karlo Sosa y Jorge Méndez
Realización de vestuario: Susana Sánchez
Asesoramiento en tango: Manuela mateo
Fotografía: Belén Pais
Producción fotográfica; Alfiler de gancho (Soledad Galarce y Melania Lenoir)
Filete: Lucero Maturano
Diseño gráfico, web y videos: Sofía Galarce


viernes, 28 de noviembre de 2008

PAGINA 12
Suplemento Las 12
Viernes, 21 de Noviembre de 2008

TEATRO
Dolores particulares, escenas universales

Desde un caso real, desde una historia personal documentada, Un judío polaco se proyecta hacia lo universal, refrenda la vigencia del Holocausto como una manera de hacer justicia poética, desde el teatro políticamente más comprometido. Una obra de Alejandro Mateo que puede figurar honorablemente entre lo mejor que se ha visto en escena este año, aunque no haya sido nominada en ningún rubro, ni para los ACE ni para el Premio Teatro del Mundo 2008.

Por Moira Soto

“En Rivadavia y San José te tomás el 105 que te deja en avenida San Martín y Donato Alvarez, caminás por esta calle a tu izquierda, la primera callecita que aparece es San Blas, hacés una cuadra y te encontrás con Trelles al 2000. Parece Singapur pero no es tan lejos ni hace falta pasaporte...” Valió absolutamente la pena seguir las instrucciones del dramaturgo, escenógrafo, vestuarista y director Alejandro Mateo para asistir a la función de Un judío polaco, obra que memora el Holocausto con nobles recursos allí, en esa tranquila calle arbolada, en ese departamento de planta baja que antes de ser copado por la actividad teatral era la casa de uno de los actores, Héctor Segura.

Como director, Alejandro Mateo también está presentando actualmente la pieza Dios confunde todo, interpretada por Lisandro Berenguer y Nadia Isasa. “En realidad, es un proyecto que les pertenece a los actores, muy de ellos. Un collage que incluye textos de Susana Thénon, Marosa di Giorgio... Buscaban un director y les propuse ensayar, ser como el ojo extranjero que mira y apunta. Ellos generosamente me pusieron como director. La verdad es que este año pensaba poner un solo espectáculo y terminé dirigiendo tres, porque también hice una versión de Puesta en claro, de Griselda Gambaro, en el Taller del Angel”, dice Mateo en compañía de dos de los intérpretes de Un judío polaco: Nicolás Mateo, que además es su hijo, y Héctor Segura.

Nicolás estuvo este año en Vidas robadas haciendo a Norman, el genio loco de las computadoras que ayudaba a los buenos. En la tele también pasó por Historias de sexo de gente común, por Los simuladores... En cine se lo vio en Nadar solo (2003) de Ezequiel Acuña, Agua (2006) de Verónica Chen y en 2008 hizo Luego, de Carola Gliksberg. En teatro trabaja desde chico, en dos oportunidades dirigido por su padre: Nadar en tierra (2001) y Partir de la Odisea (2000). Antes de entregarse a full al teatro, Héctor Segura obtuvo el título de técnico superior en control automático y sistemas digitales y cursó hasta el tercer año de Ingeniería Naval. El CV de Segura demuestra que nada de lo escénico le es ajeno: mucho entrenamiento vocal y corporal, danza, trabajo con niños en situación de riesgo, docencia, dramaturgia (Retame Zarate, 1996, coautor, además de intérprete y director). Walter Rosenwit, por su lado, es actor, docente, dramaturgo y asimismo artista plástico que ha expuesto en muestras conjuntas e individuales. En estos momentos dirige Acompañados, Cuando el amor duele, en la sala Templun, y dicta cursos.

Alejandro Mateo estudió pintura en Bellas Artes, es diseñador de títeres, escenografía y vestuario, también docente. Ha dirigido, entre otras obras, Locas por Manuel (1991), con dramaturgia propia sobre textos de y reportajes a Puig, Té negro (2002), Matria (2006). Entre sus escenografías y vestuarios recientes figuran los de La música, dirigida por Dora Milea, hasta hace poco en cartel.
Alejandro, en el programa de mano contás que hace unos años, una noche te cruzaste con un muchacho en un tren, lo miraste y supiste que iban al mismo lugar, pero no decís de qué lugar se trataba...

A.M.: –En los tempranos ‘90 yo era muy joven y bastante hippie. Las cosas que no he hecho: íbamos a un laboratorio de terapia gestáltica que estaba ahí, en Sargento Cabral. Entonces yo subo al tren en Chacarita, veo a este flaco, pienso eso, sigo en la mía, llegamos a la estación, bajamos, caminamos en la misma dirección, él adelante, llegamos a la misma puerta... Después nos hicimos muy amigos con Claudio Frydman. Un día nos encontramos y me dijo: “Che, finalmente mi viejo pudo contar su historia y fue grabada”. Esta entrevista se la hizo a Berek Frydman un médico que juntaba testimonios, como un documento de archivo. El interrogatorio es muy largo y está llevado de una manera rara. Cuando vi el video, me conmovió mucho la entereza de este hombre contando esa experiencia tremenda durante el nazismo. Conocí poco al padre de Claudio, apenas me lo cruzaba en su casa, nos saludábamos. Supe que en algún momento tenía que hacer algo con ese testimonio, tuve conmigo ese VHS durante años.
¿Te interesaba especialmente el tema del Holocausto?

A.M.: –Me importaba, me inquietaba. Algo semejante a lo que me pasa con el Proceso: ¿dónde está la explicación de que el ser humano llegue a sistematizar tanta atrocidad? ¿Por qué no aprendemos de este tipo de experiencias aunque las repudiemos? Por eso pongo en la obra esos chistes antisemitas que no deberían existir por la mentalidad que denotan y alimentan, porque son peligrosos.
¿Claudio te dio el video para que dispusieras libremente?

A.M.: –El quería escribir una novela, relatar la historia de su padre, hasta que un día me dijo: “Creo que no voy a poder. Si vos querés hacer algo, hacelo”. Ahí empecé a trabajar la idea de una obra, Claudio me acompañó mucho en el proceso de la escritura, me prestó personajes que tenía para la novela. En ese camino me ocurrieron cosas sorprendentes, como encontrarme por la calle un montón de libros sobre el nazismo. Por supuesto, miré documentales, leí mucha literatura judía, busqué documentación. Terminé el primer texto, pretexto. Claudio estaba muy contento, supongo que sigue estándolo porque lo he perdido de vista. Sabe que estrenamos, me mandó mucha mierda, pero nunca vio la obra, no sé dónde está, le mando mails pero es como si se hubiera esfumado del planeta. Claudio hace esas cosas...
Nicolás, ¿cómo fue tu acercamiento al tema, a la obra, al personaje de Claudio?

N.M.: –Mi viejo me pasó el texto por mail, la leí rápidamente, supe que estaba bien y dije: yo me tiro acá. No conocía la historia del padre de Claudio, papa me la contó antes de darme la obra. Creo que mi viejo vio en mí algunas cosas parecidas a su amigo, que también toca la guitarra, con él comparto cierto grado de dispersión. El tema de Holocausto estaba presente para mí de alguna forma, por mi abuelo. Había cierto amor por esa religión del lado de mi madre. Por momentos, la obra me recordaba la relación que tuve con mi abuelo, incluso tiene referencias para mí directas: a Berek le gustaba la timba, las cartas. Mi abuelo era así. En la obra, por momentos no sé bien si estoy hablando de mi padre como personaje, de mi abuelo en la vida real, se me mezclan en algún plano. A esta obra la voy entendiendo cada vez más con el tiempo, es muy compleja y profunda. Trabajamos mucho, me daba un poco daban un poco de miedo esos parlamentos largos... Son como regalos dosificados que mi viejo me va haciendo. Me va dando personajes más complejos, a veces se los peleo.
Acaso lo que también pone a prueba a los actores es la distancia justa con que es manejado el relato, la ideas y venidas en el tiempo y el espacio, el trabajar una materia tan delicada sin manipular nunca las emociones del público.

A.M.: –Esto fue buscado, quería darle ese tratamiento. En el testimonio completo de Berek, me asombró la fortaleza de este hombre: hay un solo momento donde se quiebra y llora, cuando cuenta la primera muerte de un sobrinito. Era una escena muy potente pero decidí no ponerla, que lo contara algún personaje.
El animador de la TV, los chistes ¿sirven para mostrar la trivialización del Holocausto, la presencia del antisemitismo cotidiano?

A.M.: –Fue una necesidad. Esos chistes circulan y no son inocentes, como no es cierta manera hipócrita de referirse al Holocausto. Quería cruzar estas dos realidades: la historia terrible de Berek y la expresión de esta mentalidad del animador, de los chistes que sin salir del tema, mandan información de otro lado. Siempre pensé en Héctor para este personaje, desde la escritura. El papel del padre lo iba a hacer otro actor, Néstor Ducó, pero no pudo. Había que estrenar la obra en el ciclo y lo llamé a Walter Rosenwit: “Salvame, por favor”. A él le pareció mucho texto. Le dije: “Te invento algo para que puedas hacerlo”. Y aparecieron los cuadernos, porque en un principio Walter necesitaba ese apoyo. Ahora ya no.
Este es el momento en que irrumpe el comediante...

H.S.: –Venía de hacer mucho teatro físico, poca palabra, y me mató, sí. Alejandro me dice que escribió un personaje para mí. Me resistí un poco, pero me convenció, por suerte. Y me pasó lo mismo que a Nico: en un primer momento no entendía un carajo. Me acuerdo que durante los ensayos nos desorientábamos y le preguntábamos a Alejandro ¿pero dónde estamos ahora?, ¿en qué lugar, en qué época? El nos decía que sí a todo, que siguiéramos con la escena. No me acuerdo cuándo fue que me cayó la ficha. Yo soy judío. Recuerdo a mi abuelo que se murió cuando yo tenía 12, no lo traté mucho porque vivía en Entre Rios. De todos modos, ellos venían de Turquía. Mis hermanos fueron a Israel y yo, la oveja negra, no. Ellos traían fotos tremendas que me parecían de una puesta en escena: camiones cargados de huesos humanos. Tenía 15 y no me lo podía terminar de creer. Después, tuve la información que le llegó a todo el mundo, pero me volví a enfrentar con este tema cuando Alejandro me propuso hacer Un judío polaco. Obviamente, de chico sufrí los típicos chistes contra los judíos cuando iba a la escuela pública. Por eso entendí de entrada la presencia de los chistes en la obra, me sentía con autoridad para poder decirlos, soy judío de pura cepa. Para mí fue un reencuentro con mi identidad que va más allá de la parte religiosa.
¿Estás de acuerdo en que, según el contexto, cierto tipo de chistes contra los judíos, los gays, las mujeres refuerzan estereotipos y alimentan el prejuicio?

H.S.: –Por supuesto. Acá están puestos para mostrar esa carga negativa.

A.M.: –Y van apareciendo de manera progresiva: al principio son más livianos y tradicionales, sobre la guita, ese estigma de la judeidad, después van tomando un carisma cada vez más racista. En algunas funciones, quizás con público menos enterado sobre el contenido de la pieza, había algunas risas que se iban ralentando hasta enmudecer.

H.S.: –Cuando digo que me mató, lo digo bien. Porque aparte del comediante tenía todos los otros personajes satélites. En los primeros tiempos, temía que se mezclaran, sobre todo el conductor TV pelotudo y que representa bastante a cierta manera de enfocar temas graves en la televisión local, con el tipo que cuenta los chistes.
Esta claro que se puede hacer poesía, literatura, teatro después de Auschwitz, obviamente que sin caer en los efectismos estetizantes de Spielberg o Polanski. Un judío polaco es una obra que produce ondas expansivas, de la que es difícil desprenderse.

A.M.: –Me parece que tiene esto que también se da en el uso del espacio: permite ir abriendo varias capas, rumiarla un poco. Se habla de Holocausto pero, por otro lado, es una pieza sobre la relación de un padre y un hijo. Ese planteo es universal: ¿qué nos pasa a nosotros como hijos con nuestros padres? ¿Qué hacer con la herencia que te dejan? ¿Qué cosas tomar y qué cosas dejar? En lo personal, esta obra tiene que ver con un diálogo interno con mi padre, fue como un reencuentro con él. Porque mis textos anteriores tenían mucho que ver con el mundo femenino, y aquí las mujeres están, pero fuera de campo.

Un judío polaco, sábados 22 y 29 de noviembre, a $ 20, en Espacio TBK, Trelles 2033, 4586-2971. Dios confunde todo, los domingos a las 20.30 en Apacheta, Pasco 623, 4941-5669.

domingo, 2 de noviembre de 2008

SER PALERMO

Extrañadas y extrañas miradas al Palermo de hoy. Un barrio PAC-MAN

“Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo
Una manzana entera pero en mitad del campo
presenciada de auroras y lluvias y sudestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga. (1)”

Si Borges se levantara de su prolija tumba en Ginebra y volviera a la casita de sus viejos, esa de la calla Serrano 2135. Si volviera, pienso, se encontraría mareado ante este barrio que de tanto cambiar su cara se esta tornando irreconocible.

Además ni encontraría la casita por mas vencido que volviera.

Con tanta cirugía plástica, tanta estirada, botox y rellenado a cambio de juventud perpetua, le costaría reconocer ese barrio de infancia arrabalero donde “…detrás de los zaguanes enladrillados y de las balaustraditas parejas, los patios abundaban en cielo, en parra y en muchachas.”(2)

A esta altura de los tiempos ningún espejo se lo reflejaría, se perdería ya no entre sus propios laberintos si no en los de la modernidad

Las cosas han cambiado y parafraseando al tango, PALERMO “ya no es mi Margarita, ahora lo llaman Margot”

Pero no creo que Borges este hoy por hoy preocupado por estos asuntos ni por otros por cierto porque muy muerto esta desde hace 20 años (a pesar de que viudas y viudos lo andan resucitando cada dos por tres) y que el barrio a cambiado no hay duda alguna.

Pero se sabe, todo muere y todo cambia. ¿Era así?

Son tiempos muy contemporáneos diría Fontanarrosa y la “modernidad” es como el viento, nos despeina a veces y nos resfría otras.

Palermo fue suburbio, entorno de cuchilleros, cuna de tango y milongas y hoy es nombre de la modernidad desing, del fashion style, epicentro del “como deben ser las cosas”.

Uno puede encontrar allí TODO “lo que se necesita”. Te podes vestir de la cabeza a la punta de los pies (mejor dicho, te podes loockear) con las mejores marcas, con lo mas atrevido de la nueva generación de diseñadores, o lo mas divertido y alocado del autentico vintage sixties. Anteojos, zapatos, calzones (perdón, underwear), bijou, T-shirts, lo que busques y mas.

Saborear de la autentica barbacoa argenta en sillones de vinilo blanco minimalista a probar el cruce étnico gourmet mas caprichoso que se te ocurra o lo mas elaborado de la cocina bio orgánica.

Amoblar enterito tu bulincito en Puerto Madero con lo más chic de la deco en tendencia.

Allí lo “accesorio” es “fundamental” y lo “fundamental” es estar allí.

Porque si estas, sos. Porque más allá de todo, hoy más que ser, es estar.

Si encima sos residente o sea local, digo, si sos de los “nuevos residentes” esos que se compraron o heredaron el PH tristón (el viejo departamentito de pasillo) a dos con cincuenta en su momento que es mucho mas de lo que hubieran dado en otro tiempo por la misma propiedad y hoy tienen un loft soñado o un bunker reciclado “con la mejor onda” o los que de una pobre casita rantifusa hicieron su palacete con fachada racionalista; si de esos sos…que decirte….sos “lo mas”. Paladar negro. Jamón del medio. Joya (nunca taxi).

Si no al menos deberías proponerte ser un turista permanente y confundirte periódicamente en la marea con la fauna variopinta que lo puebla.

Centenares de guías impresas te indican todo lo que hay donde lo hay todo. No es irrelevante tener la mas actualizada ya que todo es tan vertiginoso que en una semana podes encontrar en la misma cuadra tres nuevos restaurantes (perdón, restó), un sushi bar, dos locales de indumentaria, uno de juguetes ecológicos, tres bares temáticos, un show room, dos de decoración y objetos de arte, una vinoteca, una sala alternativa de teatro y que se yo cuanto mas. A la semana siguiente la misma cuadra habrá metamorfoseado, no tengas duda. Quedaran los que pudieron persistir y habrá “nuevos emprendimientos” reemplazando a ya “viejos emprendimientos” que no lograron “hacerse su Palermo” y volaron al olvido violín en bolsa.

Si vas en la semana mejor, claro, los fines de semana se sabe, hay merodeadores “sospechosos” que vaya uno a saber de que confín vienen. Almagro, San Cristóbal, Villa Ortúzar, Villa Urquiza, Monserrat, países extrañísimos y tercer mundista de la periferia. Si vos sos uno de esos, trata de disimularlo lo mejor que puedas.

Lejos quedo esa Avenida Corrientes que no dormía, ahora la que nunca duerme es la placita Serrano y Doña Maria que quedo encerrada entre tanto chingui chingui y sintiéndose como un naufrago por haber nacido allí.

No te preguntes con que se ganan el mango todos esos que ves un martes a las once de la mañana asoleándose aun mas el bronceado eterno en la mesa de la vereda de un bar mientras toman su desayuno con jugo de naranja, obvio, o a esos mismos que a las cinco de la madrugada de un jueves siguen disfrutando de daikiris de durazno o melón en el bar de enfrente.

Ellos no se lo preguntan tampoco y se ve que lo pasan fantástico.

Palermo hoy es TODO. Un barrio que a fuerza de….va invadiendo como un pac-man o como la tenia saginata, la fisonomía de la ciudad. PALERMO se volvió imperialista.

Tenemos PALERMO viejo, PALERMO soho, PALERMO Hollywood, PALERMO sensible, PALERMO chico, PALERMO boulevard, PALERMO carga, Alto PALERMO, y también PALERMO Queens.

Todos somos Palermo. Bueno, todos, todos no.

¿Pero acaso hay algo, hay otros fuera de Palermo?

(1) Fundación mítica de Buenos Aires

(2) “El tamaño de mi esperanza” – Carriego y el sentido del arrabal.

Jorge Luís Borges

Seix Barral.

*Nota publicada en www.psyche-navegante.com

jueves, 16 de octubre de 2008


DIOS CONFUNDE TODO
DIRECCIÓN: Alejandro Mateo

Funciones: Domingos 20.30 hs.
Teatro: Apacheta sala-estudio
Pasco 623- Capital Federal –
Localidades $20 (Descuentos a estudiantes y jubilados)
Reservas al 4941-5669

Tal vez todo ya ha tenido lugar. ¿Como saberlo?

ELENCO: Nadia Isasa y Lisandro Berenguer
ASISTENCIA DE DIRECCION: Nela Fortunato
ASISTENCIA DE PRODUCCIÓN: Cecilia Perczyk
DISEÑO DE LUCES: Diego Todorovich
ENTRENAMIENTO CORPORAL Y COREOGRÁFICO: Agustina Monczar
MÚSICA ORIGINAL: Alejandro Arelovich
ESCENOGRAFÍA Y UTILERÍA: Lisandro Berenguer y Nadia Isasa


Dos personas.
Un cuadrado de tiza.
Desde el principio de los tiempos. Y hasta el final.

Una soga que cuelga.
Decididas a cerrar la puerta con llave y que la llave desaparezca.
Decididas al aislamiento
Destinadas al encierro. A ser el encierro.
Buscando respuestas.
Así estamos.
Cielo y tierra
Fragmentos degenerados.
Partes de ningún todo.

lunes, 6 de octubre de 2008


Puesta en Claro

De Griselda Gambaro

Una mirada posible sobre este texto de una autora inmensa como Griselda Gambaro. Una puesta y una hipótesis para descubrir y trabajar.

Absurdo y grotesco rioplatense. Parodia. Una pesadilla con siete personajes desplazados de todo eje. Fuera de si.

La verbalidad de los cuerpos se vuelve violenta en cada acción. No hay matices. Nada es sutil, si algo lo es resulta ficticio o algo difícil de sostener porque son seres en un estado primario, salvaje diría. Estimulo y reacción.

Ningún tamiz filtra o vela lo que sienten. Actúan desde la barbarie o de lo que por esta entendemos.

Siete animales encerrados en una jaula con arquitectura de hospital.

Una ficción donde ser y jugar a ser se confunde.

Realidad y simulación. Dejar abierta esa pregunta o intentar no quedarse solo en esa opción binaria. Teatro dentro del teatro.

Clara es una mujer (¿ingenua?) que busca alguna forma de redención, acosada por esos otros que apenas pueden ofrecer un futuro incierto o uno que no existe ni siquiera para ellos.

Los roles se transponen o se imponen en esa “familia” que Gambaro propone donde nos refleja a todos domesticados ante el horror o sometidos ante él.

Elenco: Verónica Bonino, Jorge Giobbi, Víctor Gueller, Eugenio Jerez Ferrante, Luciano Jofré, Eduardo Martinucci, Germán Polonsky

Asistencia de dirección: Verónica Ferenczik

Dirección: Alejandro Mateo

Entrada General: $20. Estudiantes y Jubilados 2x1.

VIERNES de OCTUBRE y NOVIEMBRE 22:30 HS.

MARIO BRAVO 1239 esq. Gorriti. 4963-1571.

www.tallerdelangel.com.ar

domingo, 28 de septiembre de 2008


¿Que hacer con ellos ahora?

Mi hija acumuló una fauna

Incontenible en los rincones

Los estantes y la baulera.

Un zoológico mágico

de osos, perros, ardillas, ovejas, leones,

vacas, delfines, dragones

y otras tantas especies.

Ella se fue de allí.

y los dejo a resguardo

todos en casa

Con sus pieles gastadas.

Destripadas y olvidadas.

¿Qué hacer entonces?

Hacer nada

Volverlos a escuchar

en el recuerdo

De aquella niña que juega

Otra vez

Y cada vez

Y otra vez mas

Cada vez

Donde zurzo el recuerdo

De ella

Pequeñita

En cada puntada.

En su sonrisa.

jueves, 11 de septiembre de 2008


Podría ponerme a bailar tap

pero mejor

me voy a dormir.

Ya es tarde

y no recuerdo donde deje guardados

mis zapatos con chapitas.

Además

No quiero despertar a los vecinos

Ni a mi viejo sueño

De ser

Aunque sea solo unos minutos

……..

Fred Astaire.

No hay público.

miércoles, 27 de agosto de 2008


Tadzio... Visconti.
Morir en Venecia. Descubrir la belleza es encontrar la muerte.
Nada quedará en pie. Ruinas. Piedras.
Agua.
Canales de una ciudad donde el silencio
es a.penas
fotografía de tu rostro.
Espejo del mio ya vencido.
El recuerdo de verte en la pantalla de un cine
de barrio.
El recuerdo de verte en la oscuridad.

domingo, 24 de agosto de 2008


Anita y Marcello con las patitas en la fuente. Tan bellos. Exquisitos.
Nada mas que decir. Solo verlos. Dejarme llevar.

viernes, 22 de agosto de 2008


¿Será Marosa la que vuelve ahora cuando la recuerdo? Roja. tirando rosas.
Sembrandome huevos,luciernagas y mariposas en las molduras barrocas de este jardín desmesurado donde me gusta pasar las tardes.
¿Será ella? Sombra montevideana. Noche Soracabana.
¿Será ella esta noche?

Liliana canta.
Me sumerjo en el rio de su voz.
Palabras y camalotes me trae
a esta orilla donde no puedo
dejar de detenerme.
Liliana me dice y
yo
la escucho
atento.

jueves, 7 de agosto de 2008




Despues de leer sus memorias, muchas de sus palabras siguen resonandome. Estas son solo algunas que Balthus me dice y que atentamente escucho. Como lo hago cuando contemplo cualquiera de sus pinturas.

...Este día que empieza hará avanzar el cuadro. Que lleva mucho tiempo en camino. Una sola pincelada de color quizá, y la prolongada meditacion delante del lienzo. Solo eso. Y la esperanza de domar el misterio... ...Porque pintar es acercarse. A una luz. A la luz.... ...Ir hacia lo abierto, acercarce a él, alcanzarlo a veces, captar su instante de suspensión, y volver al pasaje del tiempo...

sábado, 2 de agosto de 2008





Anoche, navegando, pensando y preguntandome sobre el montaje de "Puesta en claro". Obra de Griselda Gambaro que me tiene atento y entre manos, descubrí a Dino Valls, pintor español contmporaneo. Muchas d sus imagenes me dieron alguna respuesta, otras me generaron mas preguntas.

jueves, 31 de julio de 2008


PUESTA EN CLARO

De Griselda Gambaro

Acerca de una propuesta sobre el texto de la autora y sobre un montaje posible.

Por primera vez tengo la posibilidad de plantearme la dirección de un texto de esta autora inmensa que siempre me conmovió al leerla o al ver su palabra puesta en pie en algún escenario.

La primera lectura de la obra estuvo marcada por un profundo respeto, que convengamos Gambaro se merece, a cada acotación, cada palabra, cada sonido, cada tiempo y efecto que me provocaba, la respiración que la autora imprimió.

Luego fui sumando mi mirada, otra y releyendo las posibles imágenes que iban apareciendo desde mi subjetividad como lector intencionado, ya que me proponía su montaje escénico.

Encontrar una hipótesis propia.

La obra creo, juega con elementos del absurdo y de un grotesco diría rioplatense. La situación planteada de por si y muchos giros y maneras de decir de los personajes me sugieren eso.

Me interesa capturar y trabajar esto desde la imagen y desde el recuerdo de ese estilo de actuación propio de nuestros grandes actores del 40 y el 50.

Trabajarlo tanto en la verbalidad como en los cuerpos y en los movimientos que planteo al grupo de actores. Pensamos en un abanico que va desde Mecha Ortiz hasta Dringue Farías.

Jugamos a eso para que la parodia se vuelva orgánica en nosotros y de alguna manera no deje de serlo.

Otra idea que se suma es la de la violencia latente o explicita por momentos, con la que los personajes se tratan. Nada es sutil y si algo lo es debería quedar como algo ficticio o como algo difícil de sostener porque son seres en un estado primario, salvaje diría. Estimulo y reacción. No hay matices.

Ningún tamiz filtra o vela lo que sienten. Actúan desde la barbarie podríamos decir o de lo que por esta entendemos. Siete animales encerrados en una jaula con arquitectura de hospital.

En ese espacio, planteado apenas por mínimos elementos, hacen y deshacen una historia o la actuación de una ficción donde ser y jugar a ser se confunden.

Desde esa perspectiva abandono la idea de un espacio a la italiana y me acerco a uno con las características del teatro a la isabelina donde el publico quede aun mas involucrado.

Encuentro alguna arista de la obra que me remite a tragedia shakesperiana.

Realidad y simulación. Dejar abierta esa pregunta o intentar no quedarse solo en esa opción binaria. Teatro dentro del teatro.

El escenario como una sala de operaciones donde cada uno trata de subsistir y donde el poder circula en un territorio donde victima y victimario pueden llegar a ser uno solo.

Clara es una mujer que busca alguna forma de redención, acosada por esos otros que apenas pueden ofrecer un futuro incierto o uno que no existe ni siquiera para ellos.

Los roles se transponen o se imponen en esa “familia” que Gambaro propone donde nos refleja a todos domesticados ante el horror o sometidos ante él.

"Puesta en claro", en este momento es un espacio latente, permeable, un territorio de busqueda.

domingo, 27 de julio de 2008





Cuerpos en escena.
El vestuario como signo del personaje

“Cualquier trapo o bastón puede transformarse en un símbolo o un fetiche. Para “Perdición” hice usar a Bárbara Stanwych una llamativa cadena en el tobillo que captara la atención de Fred Mc Murray. Cuando ella bajara la escalera, la vista de él no se apartaría de su pie”

Billy Wilder

Venimos desde hace tiempo oyendo eso de que “la imagen no lo es todo”, o “la pinta es lo de menos”, y algo de cierto hay en estas afirmaciones, pero convengamos que la imagen y la pinta bastante nos dicen.

Desde el escenario o desde la pantalla de cine, el vestuario se transforma en un signo que construye al personaje. Habla de él.

Termina de darle cuerpo en relación a ese entorno general que lo contiene (situación dramática, escenografía, luz, fotografia, sonido, música, coreografía, etc.)

Su función es la de dar información de algo, (época, status social, carácter, actividad, edad, etc.)

¿Podremos olvidar el straples de raso rojo, los guantes negros hasta el codo de Rita Hayworth en “Gilda”; o en “La comezón del séptimo año” aquel solero blanco que llevaba Marilyn Monroe, levantándose por el aire de la rejilla de ventilación de esa calle de estudio?

¿Acaso no sigue presente la perturbadora imagen de Marlene Dietrich en “Marruecos” enfundada en ese lustroso y masculino frac?

Como estos, podría citar otros tantos ejemplos, donde el vestuario de los personajes se trasformó en icono, fetiche o marca registrada. Donde esos personajes no podrían ser reconocidos con otro “habito”.

¿El “Carlitos” de Charles Chaplin sin su traje raído, su bombin y su bastón o Judy Garland sin ese delantalito sureño a cuadrille y aquellos zapatitos rojos de rubí en “El Mago de Oz”?

¿No seria extraña una Sally Bowles sin ese corte de pelo y sin sus uñas pintadas de verde como las que llevo Liza Minelli en “Cabaret”?

Si bien los ejemplos que doy son esencialmente cinematográficos y corren por mi cuenta (cada uno tendrá los propios), en otras disciplinas del espectáculo (teatro, danza, etc.) sucede o debería suceder lo mismo.

El vestuario es una marca que esta allí dando registro.

En 1987 el Fondo Nacional de las Artes me otorgaba una beca en la disciplina de Diseño de Vestuario.

Me interesaba investigar y experimentar entonces sobre la etapa previa al traje, a ese producto final que luego estaría en un escenario sobre el cuerpo de un actor.

Apuntando a esto realice dos talleres de investigación creativa. Uno con el Emilio Renart (artista plástico) y otro con Susana Torres Molina (autora y directora teatral). Ninguno estaba dirigido específicamente al trabajo en la disciplina por la cual había ganado la beca, sino a la investigación y la experimentación de los procesos creativos.

Sabiendo que los rumbos hacia la creación son imprevisibles e infinitos, la experiencia me permitió preguntarme cosas respecto a cuestiones en el hacer dentro de lo que hoy es mi profesión.

A veces el disparador era una pintura, un color, una música, un material, un ejercicio corporal, diversos eran los caminos que determinarían y terminarían “conduciéndome a Roma”, al diseño de un figurín de vestuario.

Recuerdo que a partir de la imagen de pájaros enjaulados que me devolvía en ese momento la lectura de “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca, termine dibujando una serie de armazones-. jaulas metálicas que como enaguas encorsetaban a los personajes y se escondían debajo de las faldas de las actrices.

Casi treinta años después de haber realizado mí primer trabajo como vestuarista, sigo echando mano a cualquier elemento que se me hace presente para despuntar un posterior proceso creativo. Esa “punta del ovillo” que abrirá el camino para ponerme a bocetar y dibujar puede aparecerse de múltiples maneras y formas.

Un figurín de vestuario no puede ser planteado como una imagen congelada. En ese diseño uno deberá intuir las posibilidades plásticas que tendrá cuando este en movimiento.

Un vestuario es primero una imagen que se aparece, una idea, después un dibujo, luego una prenda confeccionada y en esencia siempre es un cuerpo en movimiento.

Tendrá una línea, una textura, un color determinado pero desde el comienzo estará signado por un cuerpo y un espacio que lo contiene.

Un vestuario es eso, la imagen primaria que se instalará en el público, después vendrá la palabra.

No visto a actores sino a personajes que tienen determinado cuerpo. Tampoco diseño ropa, indumentaria, sino que intento con el vestuario dar forma (sumándome al trabajo del actor y el director de escena) a ese personaje que “vivirá” un momento determinado.

Los cuerpos en escena serán los interiores de esos trajes. El contenido. Interiores de una situación puesta y expuesta. Cuerpos actuando, poniendo en acción. Cuerpos que estarán contando algo al público en ese “recorte de tiempo” y es preciso que aquello que los viste, acompañe y no entorpezca ese relato.

Es mi tarea como diseñador, profundizar y estar atento a las señales que van apareciendo en el proceso general de un montaje, incorporándome a las diferentes voces que intervienen. La del autor, la del director, la de los actores, la del productor.

La del autor a partir de las palabras que pone en boca de esos seres teatrales.

La del director, que es quien los hace mover.

La del actor con su cuerpo que tendrá una respiración y determinada dinámica según la prenda que lo vista.

La del productor (generalmente asociada solo a lo monetario, a las posibilidades de gasto) también incidirá en un estética.

El vestuarista propone una mirada sobre los personajes desde su diseño. Luego, tanto el director como el actor, deberán estar permeables a esa mirada e incorporarla.

Cuenta la anécdota, ya mitológica en el teatro porteño, que a Pedro López Lagar cuando se le pregunto como hacia para interpretar tan maravillosamente su personaje en “Panorama desde el puente” de Arthur Miller, solo atinó a decir: “Me pongo la gorra y salgo”. Humorada o herejía ante los oídos atónitos de tanto critico y actor fundamentalista de las teorías “Stanislavskianas” y el método emocional de construcción del personaje. En aquella época, López Lagar estaba dando a su modo una clave a tener en cuenta.

No se puede salir a escena sin tener la gorra puesta. Quizás después de todo, el “hábito haga al monje”

*nota publicada en el nro. 78 de www.psyche-navegante.com

Las fotos son de Jorge Lopez y pertenecen al espectaculo "Entrambos" de la Compañia Buster Keaton

domingo, 20 de julio de 2008


"LA MUSICA" de Marguerite Duras
Con Patricia Palmer y Osmar Nuñez.
Dirección Dora Milea.

Viernes y sábados a las 21.00hs.
Domingos a las 20.30
TEATRO DEL NUDO
Avenida Corrientes 1551

Algunas palabras de su directora
Creo que podría ser una tragedia pero que no llega a serlo, sino que roza el melodrama. Para mí ese texto es, concretamente, no una historia de amor sino una reflexión sobre el amor, porque la autora no narra, sino que dice, afirma, reflexiona. Lo que Duras hace en verdad es utilizar la historia de una pareja que se separa, de una relación de la que no sabemos si empieza o si termina, para plantear su propio pensamiento sobre el amor, el deseo, sobre la muerte literal y metafórica, es decir, sobre lo que se transforma. Que por otro lado son temas que aparecen en toda su obra. Precisamente, a mí me pasó algo extraño con este material: primero lo presentí y luego lo descubrí en profundidad. Me atrapó la música interior de los personajes, la música que resulta de la mezcla de los silencios y los sonidos, porque me parece que el verdadero texto de esta obra pasa más por los silencios que por las palabras. Creo que si no existieran esos silencios, lo que verbalizan los personajes podría ser algo meramente cotidiano, lo cual no significa que lo que se dice carece de profundidad, pero sí que los silencios cobran una importancia muy grande. De otro modo, la obra dejaría de ser una reflexión sobre el amor para pasar a ser una simple historia de amor. Porque la historia entre los personajes es una anécdota, una excusa que Duras utiliza para pensar en torno al amor.

viernes, 4 de julio de 2008


A nadie se le ocurriría.

Coleccionar lápices

Es una verdadera estupidez.

Supongo. Algo así

como coleccionar palabras

que nunca serán escritas.

Mundo quieto.

Sin embargo se fueron sumando.

Las no palabras y los lápices.

Están ahí, bajo ese vidrio

No dirán nunca nada

palabra alguna.

Cementerio de silencios coleccionados.

No dirán amor, cebolla, mañana,

mientras los deje acallados.

No dirán caballo, espuma, durazno,

ahí

A veces tengo el impulso

Dejarlos hacer. Que intenten palabrarear algo.

Que busquen una forma. Otra.

Sumergirlos en este mundo incierto

de páginas en blanco

con renglones y sacapuntas que acechan.

Pero me daría tanta pena.

Que costaría soportarlo.


Fe de erratas. Aquí debería decir donde dice. Así.

Te quiero. Debería decir: Te amo, o algo que es así.

La duda instala correcciones en este caso.

La certeza del amor es una nota al pie.

Siempre con errores de ortografía.

Algo parecido a eso. Así.

Algo que siempre interroga. Somos. Así

Te beso la espalda. Me marcas las uñas.

Así.

domingo, 15 de junio de 2008

¡GRACIAS MAESTRO! Gracias otra vez, gracias siempre por ese tanto, ese todo que siempre me acercaste. Vengo bailando sensible, bajito, lindo....despues de ver este "ANICETO". Obra de otro buen sueño tuyo. GRACIAS!!!! hoy no tengo otra palabra mas que este agradecimiento...mañana podre rumiar alguna otra cosa tal vez, o tal vez no...
Favio querido, queridisimo Leonardo... gracias y un monton de silencios desde el aire, desde el alma, desde dentro, muy cerca. Emocionado. Conmovido. Abrazado.

jueves, 12 de junio de 2008


CLARIN - 12.06.08

Espectáculos
TEATRO: "WILL Y SUE, SUITE SHAKESPERIANA"
El clima de una sincronía

El actor y titiritero Luis Rivera López, junto a su par mexicana Haydeé Boetto, sobrevuelan los fantasmas de un genio.

Por: Eduardo Slusarczuk
LUIS RIVERA LOPEZ Y HAYDEE BOETTO
, CUENTAN CON UN ENSAMBLE MUSICAL INTEGRADO POR FERNANDO MONTES DE OCA, CAROLINA MONTOYA Y SERGIO BATIZ PARA LA OBRA QUE OFRECEN EN EL TEATRO CERVANTES.

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Basta con entrar varios minutos antes de la función de Will y Sue, suite Shakespereana

La mayoría de los registros históricos que dan cuenta de la vida personal de William Shakespeare reconocen vacíos que, casi cuatro siglos después de su muerte, ningún investigador ha conseguido llenar. El devenir de sus días suele ser interceptado con frecuencia por suposiciones e hipótesis tan cercanas o lejanas a la realidad como convincente o no sea su exposición.

Es esa misma sequía de datos la que les permite a los actores investigar, fantasear, imaginar. "Una de las obvias certezas mayores que tenemos es que Shakespeare ha muerto", señala Rivera López en la gacetilla. Algo así como darse coraje para animarse a inventar otras certezas desde el poder de la actuación. Todo en complicidad con el espectador espía, que sabe muy bien que ese montoncito de tela y gomaespuma es Falstaff y no ese muñeco que engaña ser. Que la inmensa silueta de hojas y más hojas de literatura de descarte es mucho más que eso. Y que alcanza con un brazo, una capa y un sombrero para construir un ser humano.

A un costado, Fernando Montes de Oca, Carolina Montoya y Sergio Bátiz, con una formación de acordeón, violín y chelo, marcan el ritmo de la obra, sobre fragmentos de Sueño de una noche de verano, de Félix Mendelsohn. O el texto les marca el ritmo a ellos. En el contexto de la obra resulta un debate menor. Al fin y al cabo, texto, música, músicos y actores (incluidos los muñecos) recorren la suite Shakesperiana en perfecta sincronía.

Entonces el dúo de actores se transforma en sexteto, las voces se multiplican y la historia del escritor la escriben, ahí mismo, sus personajes. Hijos literarios que hablan con las propias palabras de quien los creó, que beben el mismo alcohol, que maldicen sus mismas ansiedades y frustraciones. Y en esa historia Sue y Will se odian, se aman, se hablan a la distancia, se abrazan. Y en el final, Luis Rivera López y Haydeé Boetto deciden obligar a su Shakespeare a dejar en libertad a duendes, hadas, dioses y genios. Para ser un poco más humano y un poco menos Shakespeare. O quizás
para que la escenografía de Alejandro Mateo deje de aparecer como una isla de imperfecta silueta en medio de la sala Luisa Vehil del Teatro Cervantes. Para jugar a que no hay separación entre esos dos escritorios que se hunden entre papeles, y la platea, tan ahí de tocarse con el escenario que no hay. Y como un mirón que se asoma a una historia ajena, hacer de espía. Ser intruso de esa especie de monólogo de dos que proponen el actor y titiritero Luis Rivera López junto a su par mexicana Haydeé Boetto. uno de los verdaderos.

viernes, 6 de junio de 2008



SED
Una mujer habla desde el infierno Tengo la boca seca Sed Los labios sangran El alma desgarra Solo la palabra que diga Solo la palabra que digamos Sed Seamos
Laura Sánchez y Daniel Bastías

Operación Técnica: Marisol Martínez
Escenografía y Vestuario: Alejandro Mateo
Guión y Dirección: Claudia Eichenberg

Teatro de las Nobles Bestias
14 de julio 142 - Temperley
Sábados 22 hs.

Libertablas (Argentina) y Haydeé Boetto (México) presentan:


Will y Sue

Suite Shakespeariana

(Para actores, objetos y ensamble musical)

GANADORA del premio IBERESCENA a las coproducciones latinoamericanas

El próximo 5 de Junio estrenará en el Salón Dorado del Teatro Nacional Cervantes el espectáculo teatral “Will y Sue”, Suite Shakesperiana (para actores, objetos y ensamble musical). Se trata de una coproducción mexicano-argentina auspiciada por el Instituto de Bellas Artes, la embajada Mexicana en Argentina y Conaculta de México, y el teatro Nacional Cervantes de la Argentina.

La obra, a partir de algunos textos de Shakespeare, juguetea acerca de la posibilidad de que el famoso “retiro” del más grande autor teatral de todos los tiempos, se haya debido a un intento de retorno a sus afectos más primarios encarnados en la relación con su hija Susanna y con un hijo muerto a temprana edad, llamado sugestivamente Hamnett.

Poco o nada sabemos de la vida de William Shakespeare. Una de las obvias certezas mayores que tenemos es que ha muerto. Y si algo podemos afirmar de Hamlet, Falstaff o Puck, es que están vivos. Condenadamente vivos. Y esta invención, esa inmortalidad, surgió de su espíritu, de su mortal mente soñadora, de su pobre mente con los días contados.

“Will y Sue” se propone hurgar en ese mundo. Desentrañar el misterio de quien da vida a cientos de Pinochos, más potentes que el mismo creador. Retratar esa convivencia diaria con muñecos de vida propia, esa manera de crear trascendencia desde el anonimato, y, sobre todo, esa concepción del teatro como hecho vivo, del instante, como espectáculo terreno, atado a las limitaciones humanas.

El espectáculo intenta recorrer con un ritmo suave pero profundo y sincero, ese universo Shakespeariano de cosas humanas, tan leves y pasajeras, y tan increíblemente capaces de entremezclarse y combinarse para conformar aquello sublime y noblemente perdurable.

La música, con un ensamble musical en vivo, acompaña a los actores y a los personajes, que, como títeres sublimando la interioridad de su titiritero, conforman una realidad teatral potente y compleja.

La obra, traducción de diversos originales de Shakespeare y textos propios, pertenece a Luis Rivera López

Actores-titiriteros:

Haydeé Boetto

(Sue, Próspero, Falstaff, Ricardo III, Dama oscura, Joven, Hamnett)

Luis Rivera López

(Will, Próspero, Calibán)

Interpretación musical en vivo:

Fernando Montes de Oca

Carolina Montoya

Sergio Bátiz

Diseño de escenografía, vestuario y títeres:

Alejandro Mateo

Realización integral y asistencia:

Araceli Pszemiarower

Selección musical (Sobre fragmentos de ‘Sueño de una noche de verano’ de F. Mendelsohn, op. 21 y 61):

Sergio Bátiz

Arreglos y Dirección musical:

Fernando Montes de Oca.

Producción ejecutiva y supervisión de dirección:

Sergio Rower

Dirección:

Haydeé Boetto y Luis Rivera López

Las funciones se realizarán de Jueves a Domingo a las 19 hs. En el Salón Dorado del Teatro nacional Cervantes.

LIBERTABLAS: www.libertablas.com.ar

miércoles, 4 de junio de 2008














Un espacio para “La música”

Número 82 / Junio de 2008
www.psyche-navegante.com
autores@psyche-navegante.com
Alejandro Mateo

Ella es Anne-Marie Roche, él, Michel Nolet. Una mujer y un hombre. Jóvenes, cultos, “conservan esa elegancia que nunca se muestra inoportuna” acota la autora. Un matrimonio en otro tiempo. Ahora casi dos náufragos.

Están en el lobby de un hotel. Es Francia. La acción transcurre allí. Están solos. Están de paso, como se suele estar en los hoteles. Nada es estable. Nada es ya sólido entre ellos.

Vivieron en ese mismo lugar un tiempo, mientras terminaban de construir su casa. Él es arquitecto. Fue antes, cuando eran felices, cuando el futuro era estar juntos. Cuando el tiempo tenía una de las formas del amor.

Sin embargo, no supieron qué hacer.

Pasados los años, ahora han vuelto al hotel, pero para terminar con los trámites de su divorcio. Todo es distinto. El mismo lugar transitorio, pero esta vez para construir un final u otra cosa.

No saben cómo ni dónde poner los cuerpos. De alguna manera son torpes ante esta situación. Se miden con la cautela con la que lo hacen los animales antes de un ataque o de un acercamiento.

Saben que ya no podrán ser nunca extraños. No hay retorno posible a esa pasión que conocieron.

Cada paso, cada mirada está calculada. Los tiempos se ralentan mientras ellos intentan buscar las palabras para decir.

Los silencios instalan un sonido que aturde, que molesta. Música rota.

Quizá sean éstos los últimos gestos.

Ya no son los mismos. Quieren algo. No saben muy bien qué. Todas las tensiones son verticales y rectas. Ninguna curva, ninguna diagonal.

Ella y él son como piezas en un tablero de ajedrez. Lo saben. Por eso cada movimiento, cada jugada está signada, marcada por ese tiempo que les implica estudiarla, antes de llevarla a la acción.

“ELLA: - (Esforzándose por recordar) ¿Cuánto tiempo nos quedamos en este hotel antes de mudarnos a la casa? Ya no sé cuánto tiempo duraron las obras… ¿Tres meses? ¿Seis meses?

EL: - (Buscando en su memoria) Más bien tres, me parece…

(Fue en este hotel que transcurrió el período más extraordinario de la historia de ambos. Ninguno de los dos dice nada.)

ELLA: - Sin embargo es muy raro que nos cueste tanto acordarnos, ¿no le parece?

EL: - Ciertos momentos…parecen más iluminados que otros…pero creo que lo que esconden detrás también forma parte de la memoria…nunca se sabe.

ELLA: - (muy directa, pero como si hablara de la memoria en general y no de la de ellos mismos) Y hay momentos que están a plena luz.

EL: - (en el mismo estilo) ¿El infierno por ejemplo?

ELLA: - Por ejemplo.

EL: - ¿Las salidas del túnel?...Ciertas…reconciliaciones… ¿no es así?

ELLA: - Sí.

(Indudablemente ella intenta superar la turbación hablando)

ELLA: - Mire, si cada historia tiene su propia ley…y yo creo que sí…

si cada…pareja tiene en el fondo su propio estilo…y eso es algo que yo creo…no deberíamos habernos ido a esa casa…instalarnos…así, sino más bien…quedarnos aquí, en este hotel.

EL: - (Continúa) ¿Y vivir así, en un hotel…de hotel en hotel…. como personas que se esconden?...como…

ELLA: - Tal vez…

(Silencio. Explosión sorda. “Como amantes” es lo que él hubiera querido decir)

ELLA: - ¿No le parece?

EL: - Me parece que sí…pero no teníamos ningún motivo para no hacer como todo el mundo. Éramos jóvenes, casados con el consentimiento de todos…Todo el mundo contento, su familia, la mía, todo el mundo, sí…

Teníamos todo lo que hacía falta (ríe), casa, muebles…su abrigo de piel…

ELLA: - Hicimos como todo el mundo, es verdad.

EL: - Pero…éramos como todo el mundo, aparentemente no había motivos para no hacer…lo que…se suele hacer.

ELLA: - Desde ese punto de vista, también nosotros terminamos en el mismo…punto del camino…

EL: - ¿Me lo está preguntando?

ELLA: - Tal vez.”

Ahí radica el argumento, la anécdota de esta obra, “La música”.

En manos de otro esta idea podría transformarse en una lacrimosa y edulcorada historia de Hollywood o en un culebrón lleno de reproches y gestos subrayados, pero de la mano de Marguerite Duras la historia toma otro rumbo. No por lo que cuenta, si no por cómo esta autora lo hace.

Uno va descubriendo, informándose de las cosas a medida que la acción transcurre. Quiénes son, donde están, qué sucedió entre ellos.

Se podría dar indicios desde un comienzo para que el espectador no tenga estas dudas, pero trabajando con la directora, elegimos manejar cierta ambigüedad.

No descubrirlos, ni descubrir que sucede apenas comience la obra.

Dejar abiertas las preguntas al espectador para que cada uno pueda ir develándoselas.

La génesis de este texto surge por encargo de la televisión inglesa para una serie de tele filmes llamada “Love Stories”, luego se trasformará en una pieza teatral, y finalmente en 1966, Duras realizará la primer adaptación para el cine.

Convocado como escenógrafo por la directora teatral Dora Milea me enfrento a tener que encontrar un lugar, un espacio físico teatral para que esta historia suceda hoy, aquí, en un teatro de Buenos Aires.

Sabemos que más que una historia de amor, es una historia sobre el amor y sobre esas formas circulares que adoptan las relaciones de pareja.

Un hotel francés en un escenario porteño, de cuatro metros por nueve.

Las primeras ideas me llevan a pensar en algo que visualmente tenga una solidez aparente. La historia de los protagonistas en el momento en que se los encuentra también tiene algo de esto. Apariencias de algo cuando lo único contundente son ruinas.

Boceto sobre el papel en blanco unas columnas rectangulares y una distribución de los elementos, donde prime un orden ficticio. No hay nada relajado en la composición. No hay movimiento. Horizontales y verticales. Vértices y aristas rectas.

La sala donde se va a montar el espectáculo tiene, como todas, características y barreras concretas. No puedo pelearme con ellas. El ancho de la boca de escena, desmesurado respecto a la profundidad con la que se cuenta es determinante.

Vuelvo al papel. Sigo bocetando.

Aparece la idea de algo fragmentado. Pienso entonces en un recorte del hall de ese hotel. Mostrarlo todo sería imposible e innecesario. En el teatro no puede mostrarse todo. Sería traicionar la posibilidad de darle al público terminar de construir su propio espacio.

La directora sugiere imágenes, pide que los personajes sobre el final de su puesta se vean a través de una transparencia.

Creo que es una buena opción para ese final. Se van a observar quizá por última vez a través de algo que se interpone entre ellos, los protagonistas y lo mismo sucederá para el público. La imagen de sus cuerpos quedará tamizada por un velo.

“EL: - No entiendo lo que pasa. (Un tiempo) El final y el principio mezclados…cómo hacer para que vos y yo…esta leyenda… (Sonrisa) salga de la oscuridad…

ELLA: - Hay una solución…no hacer nada…nada. Inventar eso.

EL: - En la sombra, en secreto, dejar que el amor crezca.

ELLA: - Sí.

EL: - ¿Cómo esa gente separada por la fuerza de las cosas?

ELLA: - Sí. Mirame. De ahora en más soy la única que te está prohibida.

EL: - (Un tiempo) Mi mujer. (Un tiempo largo) ¿Nos volveremos a ver?

ELLA: - No sé.

EL: - ¿Y si llega a ocurrir?

ELLA: - No sé.

EL: - Y si algún día vos y yo de nuevo…

ELLA: - Ese día sin duda moriremos, como hacen los amantes.

EL: - ¿Qué pasa?

ELLA: - ¿Cuándo?

EL: - Ahora. ¿Es el principio o el final?

ELLA: - Quien sabe…

EL: - (un tiempo) Mejor vas a esperarlo afuera.

ELLA: - (Con una docilidad que evoca otras circunstancias) Sí.

(El la toma del brazo y la conduce a la puerta del hotel. Ella sale. Él permanece de pie, inmóvil, ante la puerta. Se diría que duerme parado.)”

Imagino una planta real de ese hotel y luego hago zoom. Tomo sólo un sector. El que creo necesario y el que el espacio real de la sala me permite.

Dentro de ese recorte que voy a instalar, busco una síntesis que no ignore la caja negra del espacio teatral real con el que contamos.

Vuelve la idea de que este texto fue escrito para la televisión y entonces aparecen imágenes de las telenovelas que vi. La idea de decorado.

Empiezo a jugar con el “como si”. Quiero ahora que en algún lugar todo se vea falso. Artificial. Que sea “de novela”. Un orden televisivo pero que funcione teatralmente.

Busco en la memoria a aquellas telenovelas que vi. Me planteo un homenaje a Migré. Alberto Migré, un admirado creador de las mejores que tuvimos en este país. Un autor que marcó ese género a veces bastardeado.

Pienso que él y Marguerite Duras bien podrían estar sentados a una mesa y se entenderían.

Migré podría ser el autor de “La música”. Duras podría escribir “Piel naranja” (1) o “Sin marido” (2).

Casualmente, Patricia Palmer, fue la protagonista de esta última y hoy es nuestra Anne-Marie Roche.

La caja del escenario es apaisada, oscura. Lo que sucede está cargado de densidad. Busco colores para quebrar. Opuestos visuales. Verdes diáfanos. Blancos.

Un espacio de ficticia temperatura cromática para esta historia que va del drama a la comedia, como toda historia de amor.

En el original todo sucede por los años 50, prescindo de eso. Algunos elementos o signos marcan la atemporalidad. Los sillones, las mesas.

Instalo dos alfombras para delimitar de alguna manera algo así como dos islas. La de ella y la de él. La directora potencia esta idea en las marcaciones que les da a sus actores. Pasar de una a lo otra implica tomar una decisión con el cuerpo para los personajes. Cuerpos que naufragan en cada intento. Cuerpos marcados y en cierto modo desequilibrados.

Con esta idea corro todo el eje central del escenario. Rompo la simetría de la visual del espectador.

La obra pide también una salida a un segundo lugar que indica la ubicación de la conserjería, la confitería y las habitaciones.

Sumo una zona “muerta” en uno de los laterales del escenario. Una parcela oscura que se ve a través de un ventanal. Casi un tercer espacio. Uno de transición.

Las indicaciones desde la dirección y el diseño de luces de Leandra Rodríguez suman a esta idea.

Aparecen algunos pocos detalles. Molduras. Zócalos, marqueterías que aportan a la idea de trabajar horizontales y verticales.

Marguerite Duras alguna vez escribió que decir lo imprescindible se vuelve excesivo y decir lo excesivo resulta inconsecuente.

Tomando estas palabras el espectáculo intenta buscar aquello que funcione como único y necesario.

Mi trabajo en la definición de ese espacio que lo contiene también.


“La música” de Marguerite Duras
con Patricia Palmer y Osmar Núñez
Escenografía y vestuario: Alejandro Mateo
Iluminación: Leandra Rodriguez
Música original: Nicolas Diab
Asistencia de direccón: Marcelo Martinez
Produccion general: Carlos Gallegos
Direccion general: Dora Milea.

Viernes, sábados y domingos.
Teatro Del Nudo. Av. Corrientes 1551.